Segregación y racismo en el deporte estadounidense
El racismo en los Estados Unidos es un tema que aun, a día de hoy sigue muy presente en su sociedad.
El racismo en los Estados Unidos es un tema que, aún hoy en día, sigue muy presente en su sociedad. En este artículo trataremos el tema del racismo y la segregación en las cuatro grandes ligas estadounidenses, donde muchos afroamericanos contribuyeron a derribar una barrera de color y ayudaron desde el deporte a lograr la integración y la normalización de los negros en la sociedad, quizás tanto o más que Martin Luther King.
Introducción
Situémonos, para entender el contexto general, en los primeros años tras la Guerra Civil Estadounidense, en el período conocido como Reconstrucción, que se extiende entre 1865 y 1877. Tras la victoria de los unionistas, se aprobaron, en un plazo de cinco años, tres enmiendas a la Constitución estadounidense, a saber, la Decimotercera (prohibición de la esclavitud, 1865), la Decimocuarta (ciudadanía nacional y derechos constitucionales, 1868) y Decimoquinta Enmienda (derecho al voto, 1870). Estas tres enmiendas, conocidas como “Enmiendas de Reconstrucción”, tenían como objetivo integrar, de la manera más rápida posible, a los Estados confederados a la normalidad de la Unión.
Su impacto fue inmediato en los Estados del sur. Entre 1865 y 1880 se eligieron más negros para cargos políticos que en cualquier otra época de la historia americana. Aunque es cierto que ningún Estado tuvo un gobernador negro, varios gobernadores tenían un sustancial número de votantes afroamericanos.
Sin embargo, todo comenzaría a cambiar a partir de 1877. Ese año, y tras una época convulsa en el sur, con ataques del Ku Klux Klan a afroamericanos, la presencia de tropas unionistas en varios Estados del sur y acusaciones de fraude electoral, se firma el Compromiso de 1877. Este acuerdo informal entre los dos candidatos a la Presidencia de Estados Unidos, el republicano Rutherford B. Hayes (que acabaría siendo elegido como el 19º Presidente estadounidense ese mismo año) y el demócrata Samuel J. Tilden, significaba, básicamente, la retirada de las tropas unionistas, el final de los gobiernos republicanos progresistas y que la antigua élite blanca del sur, despojada de su status privilegiado tras la Guerra de Secesión, recuperara el poder en prácticamente todos los antiguos Estados confederados.
Entonces, los gobiernos demócratas conservadores blancos, también conocidos como “Redeemers” comenzaron a aprobar las llamadas “leyes de Jim Crow”. Estas leyes aprobaron la segregación de los negros en las escuelas, lugares y transporte público entre otros.
Los casos de leyes segregacionistas fueron aumentando. El Estado de Luisiana aprobó en 1890 la ley 111. En ella se establecían vagones separados para blancos y negros en los transportes ferroviarios. Sin embargo, se especificó que las plazas deberían mantenerse iguales en ambos vagones. Homer Plessy, un ciudadano negro, se sentó, en un acto de desobediencia civil, en uno de los vagones para blancos. Plessy fue por ello expulsado del tren a la fuerza y detenido, y su caso llegó a los tribunales. El caso se resolvería en 1896, cuando la Corte Suprema estadounidense falló en favor del Estado de Luisiana.
Técnicamente, las “Enmiendas de Reconstrucción” colocaban a los afroamericanos en igualdad de derechos con los blancos, pero nunca se especificó que debían integrarse. Así, con el fallo de la Corte Suprema, se sentó precedente para que los gobiernos racistas aprobaran leyes que permitieran que sectores públicos o privados como los de servicios, instalaciones, vivienda, cuidados médicos, educación o transporte pudieran ser separados según la raza, puesto que la calidad de cada uno de estos servicios sería igual en ambos casos y, por tanto, constitucional. (Medley, 2017)
Es lo que se conoce como “Separate but equal”.
Con esta legalización de facto de la segregación racial a nivel estatal, las “leyes de Jim Crow” se multiplicaron. Los derechos y libertades civiles de millones de afroamericanos se restringieron. La segregación se expandió, incluyendo al ejército y el deporte.
Paul Robeson (centro), actor y jugador de fútbol americano en los años 20, protesta frente a la Casa Blanca junto al Civil Rights Congress en agosto de 1948 por los derechos de los afroamericanos en Estados Unidos.
Béisbol
Determinar los orígenes del béisbol es complicado. Sin embargo, podemos asegurar que será en Estados Unidos, en los años previos a la Guerra de Secesión, cuando las normas del “béisbol moderno” queden fijadas. La popularidad del deporte creció enormemente entre toda la sociedad, pero no logró la integración. Incluso en el “integrista” norte, partidos entre equipos de blancos y de negros eran rechazados. El primer encuentro de béisbol entre dos equipos negros se registraría en 1859.
La fundación en Filadelfia del Pythian Base Ball Club en 1867, dos años después del final de la Guerra de Secesión, sería muy importante. Compuesto íntegramente por negros, y a pesar de la dificultad para encontrar campos que les dejaran jugar, el Pythian presentó una solicitud para entrar en la National Association of Professional Base Ball Players (NAPBBP), la única liga profesional de béisbol en ese momento. Sin embargo, la NAPBBP rechazó la solicitud del Pythian y prohibieron la entrada a clubes con negros entre sus filas. Así, forzados por la situación, los Phytian, junto con otros 7 equipos negros, fundaron en 1887 la National Colored Base Ball League. Sin embargo, las trabas institucionales y la falta de apoyo económico hicieron que la liga se disolviera tras sólo cinco jornadas. (Malloy, 2005).
El 2 de febrero de 1876 se funda la National League of Professional Baseball Clubs, o simplemente National League (NL), como sucesora de la NAPBBP, y años después, en 1882, se funda la American Association (AA), predecesoras de la actual Major Baseball League (MLB). Estas dos ligas eran las únicas ligas mayores o profesionales, mientras que existían multitud de ligas menores o semi-profesionales, donde los mejores jugadores podían ir escalando hasta llegar al profesionalismo. Aunque ninguna de estas ligas, ni mayores ni menores, tenía ninguna norma segregacionista, el racismo estaba muy presente.
En 1883, Moses Fletwood Walker firma por los Toledo Blue Stockings, un equipo de una liga menor de la AA. Ese otoño, los Chicago White Stockings de la NL tenían previsto un amistoso contra el equipo de Walker. Cuando “Cap” Anson, capitán de los White Stockings y uno de los mejores jugadores de béisbol del siglo XIX, se entera de la presencia de un negro en el equipo rival, amenazó con retirar a su equipo. Aunque Anson no cumplió su amenaza y los White Stockings jugaron, al año siguiente sí logró que el partido se jugara sin Walker. Y en 1887, en un amistoso ante unos Newark Little Giants que contaban con dos negros en sus filas, Anson logró que el partido se suspendiera el día anterior.
Debido a la influencia de jugadores racistas como “Cap” Anson y la creciente popularidad de las “leyes de Jim Crow”, el 14 de julio de 1887, las ligas menores de la NL y la AA aprobaron, por 6 votos contra 4, prohibir firmar a jugadores negros. Los que votaron a favor de la prohibición no tenían ningún negro en su plantilla. Cuando en 1889 el contrato de Walker, el último negro que quedaba en la liga, expiró, no pudo renovar y las ligas menores permanecieron estrictamente blancas, haciendo prácticamente imposible el acceso de los afroamericanos a las ligas mayores (NL y AA) y el profesionalismo. (McKissack, 1994).
Adrian Constantine “Cap” Anson, capitán de los Chicago White Stockings.
Durante los siguientes 30 años, varios intentos similares a la National Colored Base Ball League surgieron en Estados Unidos. Sin embargo, fracasaron al poco de nacer. Mientras las ligas mayores, desde 1903 unidas en la MLB en lo que se conoce como el inicio de la “era moderna del béisbol”, y menores (Minor Leagues Basesball o MiLB) seguían jugando únicamente con jugadores blancos. O casi, pues otras razas, como hispanos o nativos, sí podían jugar. Esto llevó a los managers más progresistas e integracionistas a intentar fichar jugadores claramente afroamericanos para su equipo haciéndoles pasar por nativos, falsificando su nombre y partida de nacimiento en el proceso. Ningún intento fue satisfactorio. (McKissack, 1994).
Resignados a no poder acceder a la MLB ni la MiLB, “Rube” Foster, un exjugador negro de béisbol y dueño de los Chicago Americans Giants, logra convencer a otros siete dueños de equipos negros para fundar, en 1920, la Negro National League. Compuesta por 8 equipos del medio-oeste, la NNL fue la primera liga afroamericana en durar más de una temporada a pesar de los problemas para encontrar estadios y árbitros. En 1923 se fundó la Eastern Colored League. Al año siguiente, 1924, se organizó la primera Negro World Series entre los ganadores de ambas ligas a imitación de las World Series de la MLB. Sin embargo, la Gran Depresión hizo mella y para 1931 ambas ligas se disolvieron. A pesar de todo, la NNL y la ECL habían sentado precedente y el número de ligas exclusivas de negros, generalmente a nivel regional, comenzó a crecer. (Hauser, 2006).
Partido inaugural de la Negro League World Series de 1924 entre los Kansas City Monarchs (izq.), campeones de la NNL; y el Hilldale Athletic Club (der.), campeón de la ECL.
Sería unos años después, con la recuperación económica del país, cuando surjan dos nuevas ligas mayores de negros: la Negro American League, fundada en 1937 y que dominaba la parte centro-oeste de los Estados Unidos; y la segunda Negro National League, fundada en 1933 y que se concentraba en la costa este. Su importancia fue tal que en 1942 se retomaron las Negro World Series. Además, el número de jugadores conocidos nacionalmente aumentó tanto que incluso llegaron a organizar su propio All-Star que convocaba, anualmente, a más de 50000 espectadores, tanto negros como blancos. (Hauser, 2006).
Cartel promocional de la nueva Negro World Series, entre los Kansas City Royals, ganadores de la NAL; y los Homestead Grays, ganadores de la segunda NNL.
Pero las cosas cambiarían durante la Segunda Guerra Mundial. La popularidad de los jugadores negros disparó el reclutamiento de afroamericanos, y tras el fallecimiento en 1944 del comisionado de la MLB Kenesaw Landis, declarado segregacionista, Albert Chandler, un integrista, fue escogido como nuevo comisionado. Chandler creó en marzo de 1945 el Major League Comittee on Baseball Integration. Sin embargo, el boicot de algunos equipos, que incluso llegaron a poner en riesgo el puesto de Chandler, hizo que el comité nunca llegara a reunirse.
Pero a pesar de todo, varios equipos y dueños estaban decididos a romper con la segregación establecida en 1887. El 16 de abril 1945, los Boston Red Sox, obligados por la alcaldía integracionista de la ciudad, organizaron un try-out con varios jugadores negros. Aun cuando las gradas estaban vacías y solamente miembros de los Red Sox estaban presentes, los jugadores escucharon todo tipo de gritos e insultos racistas. Ningún jugador negro fue firmado ese día. Meses después, el 28 de agosto de 1945, Branch Ridley, el dueño y mánager de los Brooklyn Dodgers, firma a la estrella negra Jackie Robinson con la única condición de que, cuando recibiera insultos racistas, porque Ridley estaba convencido que los iba a recibir, se resignara y siguiera jugando.
Robinson aceptó el acuerdo y debutó en 1946 en los Montreal Royals de la MiLB. Su gran rendimiento hizo que Robinson fuera ascendido al año siguiente a los Dodgers. Su debut, el 15 de abril de 1947, le convirtió en el primer jugador negro en jugar en las ligas mayores desde Moses Fletwood Walker en 1884. Larry Doby firmó por los Cleveland Indians también ese mismo 1947, demostrando que la barrera de color había caído. (Malloy, 2005).
El número 42, el que vistió Jackie Robinson, fue retirado de todos los equipos de la MLB en 1997. Cada 15 de abril todos los jugadores de todos los equipos visten el 42 en homenaje a Robinson. Es el conocido como Jackie Robinson Day.
En los siguientes años, la integración de jugadores negros se disparó. Las ligas de negros comenzaron a ver cómo muchos jugadores se marchaban a la MLB sin compensación alguna a cambio. Esto supuso su ruina y posterior desaparición. La Negro American League quedó como la única liga de negros a nivel nacional hasta su disolución en 1960.
Sin embargo, no todos los equipos y ligas aceptaron la integración a la vez. Es el caso de la Southern Association, una liga menor sureña. Fundada en 1901, sólo permitió un jugador negro en 60 años de historia. Incluso, miembros de la liga llegaron a atacar y boicotear a los líderes negros del movimiento por los derechos civiles. La liga se disolvió en 1961. En las ligas mayores, los Boston Red Sox serían el último equipo en fichar a un afroamericano para su plantilla. El 7 de abril de 1959, el equipo fue demandado por discriminación y seguir una política “anti-negros”. Para evitar el juicio, los Red Sox se vieron obligados a firmar a un jugador negro. (McKissack, 1994)
El béisbol nunca ha sido un deporte donde los afroamericanos hayan dominado. Su máximo esplendor llegó en las décadas de 1970 y 1980 donde casi el 25% de los jugadores eran negros. Sin embargo, el hecho de que el béisbol era el deporte favorito de los estadounidenses y, por entonces, cosechaba las máximas audiencias, hizo que la repercusión de jugadores como Jackie Robinson fuera inmensa.
Fútbol Americano
Aunque el primer partido de fútbol americano se disputó en 1869, el profesionalismo llegó al fútbol americano muy tarde. No sería hasta el verano de 1920 cuando un total de 14 equipos funden la American Professional Football Association (APFA), renombrada National Football League (NFL) en 1921, la primera liga completamente profesional de football. Hasta entonces, la mayoría de los equipos competían a un nivel semi-profesional, es decir, algunos jugadores eran pagados, pero su sueldo no llegaba para dedicarse de pleno a este deporte.
A diferencia del béisbol, hubo bastante integración en los primeros años en el football. Un total de 9 jugadores e incluso un entrenador negro estuvieron en los primeros años de la NFL. Sin embargo, hay que mencionar que las plantillas también eran y son más numerosas que en béisbol y algunos afroamericanos habían jugado a nivel amateur. Pero lo cierto es que a partir de 1926, los jugadores negros desaparecieron de la NFL. La situación de crisis económica hizo que los dueños comenzaran a dar oportunidades y contratos a jugadores blancos, aun cuando su calidad fuera menor que la de los jugadores negros. Esta exclusión de facto de jugadores negros de la NFL se convirtió en una exclusión y segregación de iure en 1933, cuando los dueños de las franquicias de la NFL aprobaron la prohibición de fichar jugadores negros. (Levy, 2003).
Anuncio de prensa promocionando a Paul Robeson, jugador de los Milwaukee Badgers de NFL en 1921.
La NFL era la única liga profesional. No existían ligas menores y tampoco se organizaron ligas de negros. Por ello, los jugadores afroamericanos solamente podían jugar a fútbol americano universitario, mucho más popular que el profesional, pero obviamente, sin retribución alguna.
En 1940 la estrella universitaria afroamericana Kenny Washington, se lució en un partido de exhibición entre los mejores jugadores universitarios y el ganador de la NFL, ese año los Green Bay Packers. George Halas, dueño y entrenador de los Chicago Bears, vio el partido de Washington e intentó, sin éxito, que los equipos profesionales levantaran el veto a los jugadores negros para poder fichar a Washington. (Levy, 2003).
Sería en 1946 cuando esta barrera se rompa. Ese año se funda la All-America Football Conference (AAFC), la primera liga profesional que rivalizará con la NFL. Ese mismo año, además, la ciudad de Los Ángeles contaría con dos equipos: los LA Rams (de la NFL, relocalizados desde Cleveland) y los LA Dons (de la AAFC, de reciente creación), y ambos solicitaron jugar en el Memorial Coliseum. La comisión administradora del estadio puso entonces una única condición a ambos equipos para poder jugar en su estadio: que firmaran a jugadores afroamericanos.
A pesar de su reticencia inicial, la presión pública y de la prensa obligó a los Rams y los Dons a aceptar esa condición. Así, en marzo de 1946, los Rams firmaban a Kenny Washington, que hasta entonces trabajaba como policía en la propia LA. Meses después, los Rams incluirían a otro jugador afroamericano y los Cleveland Browns de la AAFC firmaron otros dos. (Levy, 2003).
Kenny Washington, Runningback de LA Rams, durante el partido contra los Pittsburgh Steelers disputado en el Memorial Coliseum el 12 de diciembre de 1948.
La barrera de color en el football caía un año antes de que Jackie Robinson la rompiera en el béisbol. Sin embargo su importancia no fue muy destacada. El béisbol era el deporte favorito de los estadounidenses y el football, al menos profesional, pertenecía a una “segunda categoría”.
También es cierto que la prohibición de fichar jugadores negros no fue tan duradera como en el béisbol. Pero la importancia de esta ruptura radica en que el football, por su naturaleza, es un deporte donde el contacto físico, a veces extremo, sucede en cada jugada del partido y mientras en el béisbol la actitud vejatoria y racista se limitaba a insultos, en el football podía llegar a poner en riesgo la integridad física de los jugadores, como le sucedió a Paul Robeson al que varios compañeros, durante un entrenamiento, le rompieron la nariz y le dislocaron un hombro en 1915; o, incluso, su vida, como el caso de Jack Trice, un jugador negro de la Universidad de Iowa State que murió de hemorragia interna debido a los golpes sufridos durante un partido en 1923. (Demas, 2010).
La AAFC se convirtió, rápidamente, en una liga bastante integrada para la época. Esto obligó a la NFL a aceptar, a veces forzadamente, el fichaje de jugadores negros para evitar perder competitividad. Ambas ligas se fusionaron en 1949.
Sin embargo, muchos de los dueños de la NFL siguieron siendo bastante segregacionistas y racistas. George Preston Marshall, dueño de los Washington Redskins, declaró: “We’ll start signing Negroes when the Harlem Globetrotters start signing whites”. (Levy, 2003). Estas declaraciones provocaron la reacción del Secretario de Interior, Stewart Udall, que amenazó a los Redskins con expulsarles de la capital si no firmaban un jugador negro. Marshall fichó entonces a Ernie Davis, pero éste se negó a jugar para un dueño racista, por lo que fue tradeado a los Cleveland Browns. Para 1952, todos los equipos de la NFL tenían jugadores negros salvo los Washington Redskins, que firmarían al primero en 1962. (Levy, 2003).
A pesar de todo, la integración seguía lejos de ser una realidad. Se establecieron cuotas mínimas de jugadores afroamericanos para asegurar su presencia en la liga. Sin embargo, los equipos más racistas solían acumular jugadores negros una determinada posición. Esto les permitía cumplir con la cuota de afroamericanos, pero solamente uno podía jugar al mismo tiempo. También sus contratos contenían salarios mucho más bajos que los de los jugadores blancos. (Levy, 2003).
Cuando en 1959 se funda la American Football League (AFL), la nueva liga no tendrá ningún tipo de norma racial o segregacionista, lo que hizo que muchos jugadores negros firmaran por esta nueva liga, que rápidamente puso en aprietos a la NFL. Finalmente, como sucedió con la AAFC, ambas ligas se fusionaron en 1970, comenzando así la “era moderna del football”. Desde entonces, la presencia de jugadores negros ha ido en ascenso. Hoy en día suponen más de dos tercios del total de jugadores.
En football universitario, la integración tampoco fue sencilla. El caso de Homer Plessy y la política “separate but equal” provocó que muchas universidades de todo el país segregaran a sus alumnos, no sólo en las clases, sino también en los distintos deportes. En 1930, solamente 14 universidades de todo Estados Unidos tenían programas de footballdonde blancos y negros estuvieran integrados en un único equipo.
Sin embargo, esta práctica, como se ha visto con el caso de Jack Trice, era peligrosa. Tal es el caso que existía un “pacto de caballeros” no escrito que cuando las universidades integradas jugaran algún partido contra universidades blancas, especialmente del sur, el equipo integrado solamente jugaría con sus jugadores blancos para evitar problemas. Sirva de ejemplo la Orange Bowl de 1952. Ahí, la Universidad de Alabama se negó a jugar contra la Universidad de Pittsburgh por tener 4 jugadores negros. Pittsburgh fue sustituida por Syracuse, que sólo tenía un negro entre sus filas y que fue obligado a no jugar. O lo sucedido con la Universidad de Búfalo, invitada para jugar la Tangarine Bowl de 1958 con la condición de que sus dos jugadores negros no participaran en la misma. El equipo declinó la invitación y no jugó. (Demas, 2010).
La integración fue tremendamente lenta. Para 1947, el año en que la barrera de color en el football profesional y el béisbol ya estaba rota, solamente 32 universidades, de las más de 120 que tienen programa de football, contaban con equipos integrados, todas ellas en el norte y oeste del país. Cuando en 1954 la Corte Suprema declare inconstitucional y prohíba las leyes segregacionistas en la educación pública a todos los niveles educativos, la práctica totalidad de las universidades estatales, dependientes de órganos públicos, comienzan a integrar a los afroamericanos. Sin embargo, la integración deportiva solía llevar casi una década de retraso con respecto a la integración académica.
No es el caso de las universidades privadas que, como tal, siguieron rechazando la integración. Además, la organización del football universitario en conferencias privadas hizo que varias de ellas siguieran manteniendo la segregación. Tomemos solamente el caso de la Southeastern Conference (SEC), considerada como el “último bastión de la segregación”. Hasta 1967, ninguno de sus 11 equipos tenía un solo jugador afroamericano. Y de no ser por el Departamento de Salud y Educación estadounidense, esa fecha podía ser mucho más tardía. En 1966, el gobierno estadounidense amenazó a las universidades de la SEC con retirarles las ayudas económicas si no cumplían con la Civil Rights Act de 1964 e integraban a alumnos afroamericanos. El 30 de septiembre de 1972, la Universidad de Mississippi aceptaba a Ben Williams, siendo así la última universidad de todo Estados Unidos en incluir un jugador negro en su plantilla. (Martin, 2010).
Plantilla del equipo de fútbol americano de la Universidad de Alabama en 1970, último año únicamente con jugadores blancos.
Baloncesto
En 1891, cuando el profesor de Educación Física James Naismith inventa el baloncesto, éste está reducido exclusivamente a blancos. Como era un deporte que se jugaba en un pabellón cubierto, solamente las escuelas más ricas y las universidades poseían una cancha en la que realizar el deporte siguiendo las reglas originales de Naismith. Pero el baloncesto ganó rápidamente popularidad y en 1898 se creó la primera liga profesional, compuesta de 6 equipos. La liga, que tenía únicamente jugadores blancos, se disolvería en 1904.
James Naismith, padre del baloncesto.
Pero ese mismo año resultaría de gran importancia. Edwin Bancroft Henderson, un profesor negro de Educación Física de un colegio segregado de Washington DC, descubrió el baloncesto durante un curso de verano que realizó en la Universidad de Harvard. Henderson se dio cuenta rápidamente de que el baloncesto, y el deporte en general, podía ser un camino con el que muchos estudiantes afroamericanos pudieran ganar becas para la universidad. O al menos a las universidades norteñas que aceptaban negros.
La idea de Henderson rápidamente capturó adeptos entre colegios, institutos y comunidades de negros cercanas y para 1906 fundó la Inter-Scholastic Athletic Association of Middle Atlantic States. El objetivo era promover la competición amateur entre afroamericanos, tanto en baloncesto como en atletismo. El primer partido entre dos equipos negros tuvo lugar en 1908. La idea de Henderson tuvo tal éxito que en 1913 ciudades como Filadelfia, Pittsburgh o Baltimore pertenecían a la asociación. Incluso, años después, se expandiría hasta Boston.
Tal sería la popularidad del baloncesto entre los negros que en 1926 se fundaron los Chicago Globetrotters. Este equipo de afroamericanos cosechó rápidamente una increíble fama. Incluso, muchos equipos de las ligas profesionales blancas organizaban encuentros contra ellos para lograr hacer una buena taquilla. (George, 1999).
Jugadores originales de los Globetrotters, por entonces Chicago Globetrotters, en 1927
Pero durante los años 30, el baloncesto seguiría claramente segregado, con ligas para blancos y ligas para negros separadas. La mayoría de estas ligas se disolverían antes de diez años. Sería la American Basketball League (ABL), donde los dueños de muchos equipos también eran dueños de equipos de fútbol americano como George Halas o George Preston Marshall, la que logró asentarse como la primera liga profesional estable, aunque plenamente blanca.
Tras la Gran Depresión, se funda en 1937 la National Basketball League (NBL). La mayoría de estos equipos estaban poseídos por empresas como General Electric o Firestone y los jugadores eran a la vez empleados de la empresa. Sea como sea, la liga comenzó a florecer durante la década de 1940. En 1942, debido a la escasez de jugadores por la guerra, los Toledo Jim White Chevrolets y los Chicago Studebakers firmaron varios jugadores negros, incluidos algunos de los Harlem Globetrotters. Así, en baloncesto, que nunca había tenido normas segregacionistas establecidas, la barrera de color quedó rota en 1942. Incluso, en 1948, la NBL aceptó a un equipo compuesto enteramente por afroamericanos, los New York Rens. Algunos consideraban a los Rens un equipo mejor que los Globetrotters.
En 1946 se funde la Basketball Association of America (BAA), tercera liga profesional a nivel nacional. Su ambicioso proyecto hizo que las estrellas universitarias comenzaran a decantarse por la BAA para dar el salto al profesionalismo. Sin embargo, la BAA sólo aceptaría jugadores blancos, por lo que los afroamericanos sólo pudieron seguir jugando en la NBL. (George, 1999).
Los New York Renaissance, mejor conocidos como New York Rens, en 1948, su único año en la NBL.
En 1949 se produce la fusión de la BAA y la NBL, creando así la actual National Basketball Association (NBA). De los 17 equipos que debutaron esa temporada 1949-1950, ninguno tenía jugadores afroamericanos y los Rens tampoco fueron aceptados.
Aunque esto pueda parecer un paso atrás en la integración, nada más lejos de la realidad. En la primavera de 1950, cuando se realizó el Draft de la NBA, hasta 3 jugadores afroamericanos fueron seleccionados. Uno de ellos, Chuck Cooper en la segunda ronda por los Boston Celtics. Cuando uno de los dueños racistas se dio cuenta de la elección, preguntó a Walter Brown, dueño de los Celtics: “Walter, don’t you know he’s a coloured boy?” a lo que Brown respondió: “I don’t care if he’s striped, plaid or polka dot” (George, 1999).
Chuck Cooper (der.) y Walter Brown (izq. dueño de los Boston Celtics) tras el Draft de la NBA de 1950.
El primero en debutar, por capricho del calendario, fue Earl Lloyd, de los Washington Capitols. Anotó 6 puntos y logró 10 rebotes. Ningún periódico de la capital estadounidense mencionó que era negro. Sin hacer ruido, el baloncesto estaba desde el primer día integrado. (George, 1999).
Chuck Cooper (der.) y Walter Brown (izq. dueño de los Boston Celtics) tras el Draft de la NBA de 1950.
Sin embargo, aún tardarían algunos años en lograr dominar el deporte. Hasta la década de 1960 ningún equipo de la NBA tenía más de 4 afroamericanos en su plantilla. Cierto es que no son plantillas numerosas, pero su calidad pedía más que lo que parecía una cuota máxima establecida. Actualmente, más del 75% de los jugadores de la NBA son negros.
Hockey sobre hielo
Al igual que con el béisbol, es complicado determinar el lugar y fecha de nacimiento del hockey. Esto se debe a que los juegos de “stick-and-ball” eran conocidos casi mundialmente en el s. XIX.
Sin embargo, el nacimiento del hockey sobre hielo como deporte organizado podría situarse en Montreal en 1875. Ahí se jugó el primer partido indoor y la pelota fue sustituida por primera vez por una “pieza circular de madera”, que posteriormente se denominaría “puck”.
El deporte encontraría su mejor base en Canadá. El primer partido de hockey sobre hielo en Estados Unidos, hasta entonces denominado como “polo sobre hielo”, no se jugaría hasta 1893 entre las universidades de Yale y de John Hopkins. Malcolm Greene Chace, estudiante de Yale fue el que descubrió el deporte por casualidad, al encontrarse en una visita a las Cataratas del Niágara con un equipo canadiense, y quien lo implementó en las universidades estadounidenses.
Aunque el hockey sobre hielo disfrutó de una enorme popularidad mundial, la primera liga profesional no llegaría hasta 1904. Ese año se fundó la International Professional Hockey League (IPHL), que tendrá equipos tanto canadienses como estadounidenses. Sin embargo, la liga, como en otros muchos casos, durará poco y se disolverá en 1907.
Ningún jugador de la IPHL era afroamericano o afrocanadiense, pero ello no impidió que se fundaran ligas exclusivas para negros. Destaca la Coloured Hockey League (CHL), de base canadiense y fundada en 1895. Esto es bastante llamativo, ya que la comunidad negra en Canadá es muy reducida. Fundar una liga de equipos enteramente negros y de prolongada duración, pues se disolvería en 1930, es, por tanto, todo un hito. Además, el nivel era bastante elevado y muchos jugadores pensaban que podían competir de tú a tú con los equipos blancos por la Stanley Cup, que entonces se entregaba al mejor equipo de las distintas, numerosas y también inestables ligas regionales (Fosty, 2008).
Jugadores de los Halifax Eurekas de la CHL en 1906.
En 1912 existían dos ligas profesionales: la National Hockey Association (NHA), puramente canadiense; y la Pacific Coast Hockey Association (PCHA), que reunía equipos tanto canadienses como estadounidenses de la costa pacífica. Ambas ligas competirían por la Stanley Cup, pero ninguno de sus equipos tenía negros entre sus filas.
Tras numerosos problemas internos, la NHA se disuelve en 1917. Pero algunos dueños canadienses, que sí querían seguir colaborando, fundaron la actual National Hockey League (NHL), ese mismo 1917. Ante la competencia de la PCHA y la recién fundada Western Canada Hockey League (WCHL), la NHL no tuvo más remedio que comenzar a expandirse e incluir equipos estadounidenses, pero nunca se plantearon aceptar jugadores negros. (Harris, 2007)
Tras la Gran Depresión, la NHL quedará como la única liga mayor profesional de hockey en Estados Unidos y Canadá. Por su parte, las ligas regionales, como en el béisbol, se irán transformando en ligas menores y servirán como “granja” a los equipos de las mayores, con los que estaban afiliados. Aunque técnicamente no estaba prohibido que un negro jugará en la NHL, el camino era complicado. De hecho, algunos jugaban y destacaban en las ligas menores. Es el caso de Herb Carnegie, un chaval afrocanadiense jugador de los Toronto Rangers. Carnegie era un destacado jugador, pero tenía una pega: ser negro. En 1938, Carnegie brilló especialmente y llamó la atención de varios equipos profesionales, pero el dueño de los Toronto Maple Leafs le dijo: “If I could turn you white, I would take you tomorrow”. (Harris, 2007). Las puertas de la NHL estaban cerradas para él.
Herb Carnegie durante su etapa con los Quebec Aces.
Habría que esperar hasta el 18 de enero de 1958, casi 20 años después y más de una década desde que la barrera de color se rompiera en otros deportes, para ver al primer negro en jugar en la NHL. Asiáticos, europeos y nativos americanos jugarían en la NHL antes de la llegada de Willie O’Ree, un afrocanadiense que jugó dos partidos para los Boston Bruins antes de volver a las ligas menores.
Pero O’Ree regresaría a la NHL en 1960, jugando 43 partidos más y pudiendo sentir el racismo del resto de jugadores en sus propias carnes. Golpes e insultos, tanto de jugadores como de la grada eran una constante en sus partidos, como sucedió en un partido en Chicago, donde un rival le llamó “nigger” y le golpeó con su stick, rompiéndole la nariz y haciéndole perder dos dientes. Sin embargo O’Ree tenía el apoyo de sus compañeros, que no dudaron en enzarzarse en una pelea con los jugadores contrarios en defensa de su compañero. (Defreitas, 2018).
Willie O’Ree, el primer jugador negro en la NHL, con los Boston Bruins, antes de un partido ante los New York Rangers el 23 de noviembre de 1960.
Conocido como el “Jack Robinson del hockey sobre hielo”, O’Ree sería el único jugador negro en haber jugado en la NHL hasta 1974, cuando llegaron dos nuevos jugadores, Mike Marson y Bill Riley, ambos afrocanadienses. Para ver al primer afroamericano en la NHL hubo que esperar hasta 1981, con la llegada de Val James. A pesar de todo, la NHL sigue siendo eminentemente una liga de blancos. Más del 90% son blancos y actualmente sólo hay 32 jugadores negros, aproximadamente el 4%.
Conclusiones
Gracias a su incansable lucha y la superación de continuas adversidades y trabas, los primeros deportistas negros inspiraron a toda una comunidad de afroamericanos a seguir luchando por la igualdad y la integración.
Al contrario que lo que las mentes más racistas pensaban, los afroamericanos destacaron y destacan en muchos deportes, han sido nombrados jugadores más valiosos en numerosas ocasiones, han dado a los estadounidenses muchos títulos para su equipo favorito o medallas para su país. Sin embargo, incluso hoy en día, no es oro todo lo que reluce.
Bibliografía
Medley, K. W. (2017). Plessy v. Ferguson.
Disponible en: https://64parishes.org/entry/plessy-v-ferguson [Consultado: 21/11/18]
Béisbol
McKissack, P. C. y McKissack, Jr., F. (1994). Black Diamond: The Story of the Negro Baseball Leagues. New York, US-NY: Scholastic Inc.
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Fútbol americano
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Hockey sobre hielo
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Artículo escrito por Adrián de Blas Ruiz originalmente publicado en el portal Archivos Historia protegido por una licencia CC BY 4.0