En Río de Janeiro, una ciudad costera situada en el hemisferio sur, se esperan temperaturas de entre 25 y 30 grados centígrados durante los Juegos, aunque la sensación térmica será mayor, teniendo en cuenta la humedad, que puede rondar el 70%.
Estas condiciones suelen provocar estados de hipertermia, es decir, un aumento de la frecuencia cardiaca, lo que provoca una disminución del rendimiento aeróbico, acumulación de lactato, etc... que repercute, principalmente, en los deportistas de resistencias largas.
Las recomendaciones de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte son:
- Realizar entrenamientos adaptados a las condiciones que se van a encontrar en la ciudad anfitriona.
- Controlar el peso corporal, para observar el nivel de deshidratación en esas condiciones.
- Entrenar con ropa oscura para observar las manchas blancas, fruto de la pérdida de sales.
- Realizar baños de agua caliente.
- Retrasar el viaje lo más posible o hacer un viaje previo a la competición para adaptarse al calor y, en caso de contraer alguna enfermedad, generar ya anticuerpos.
Una vez que el deportista ya se encuentre inmerso en la competición olímpica, AEPSAD sugiere:
- Reducir el calentamiento, si la competición dura una hora.
- Usar baños de agua fría de veinte-treinta minutos antes de competir.
- Utilizar chaquetas de frío en los calentamientos o en los descansos de la competición
- Ingerir líquidos fríos o granizados.
- Toallas heladas.
- Ventiladores.
- Geles fríos
- Ropa clara
Es fundamental rehidratar el cuerpo, tomando 6ml/kg de líquido cada dos o tres horas. Y después de la competición hay que reponer entre un 100% y un 150% de lo que se ha perdido, en la hora posterior.
Por último, el deportista debe descansar bien, tanto por el día como por la noche, durmiendo al menos ocho horas, con la mayor oscuridad posible, evitando la cercanía de los dispositivos móviles y teniendo en cuenta que en Rio de Janeiro suele amanecer entre las 6 y las 6:30 de la mañana.