lunes. 07.10.2024

Su medalla es de esas que saben mejor por lo inesperado. Por la sorpresa que supone. Por la admiración que despierta que un joven mallorquín con cara de listo haya derrotado a los armarios que partían como favoritos en la final de K-1 1000.

Le conocí en un acto del Comité Olímpico Español. Aquel día, poca gente se paró a saludarle o entrevistarle. Las chicas de la gimnasia rítmica acapararon todo el protagonismo. llamaba la atención, sí, por su corpulencia y sus rasgos centroeuropeos. Pero era un deportista sin pedigrí olímpico. Hablé un rato con él, y me dijo que sus planes eran competir dignamente en Rio y, en el futuro, montar una empresa. Me pareció un chico con la cabeza bien amueblada. Discreto entre tanto deportista famoso, com si estuviera esperando su oportunidad. Como si supiera que, tarde o temprano, daría la campanada.

Este dieciséis de agosto, su vida ha cambiado para siempre. El título de campeón olímpico abrirá muchas puertas a este chico de 21 años, nacido en Oxford y de ascendencia británico-alemana pero mallorquín de los pies a la cabeza, que responde al modelo de deportista discreto, dedicado a su deporte, al que ha podido dedicarse, entre otras cosas, a una Beca Podium de Telefónica.

Apenas conocido por el gran público, apenas seguido en las redes sociales, sufrió mucho el año pasado:

“Fue el peor año de mi vida, caí en lo más bajo, no conseguía resultados, iba arrastrando malas sensaciones psicológicas. Fue un tema mental. En enero me dije: venga, más bajo ya no se puede ir, lucha, entrena e inténtalo, sí o sí”

Le costó clasificarse para los Juegos (lo logró en mayo), y desde luego no estaba en los pronósticos. 

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(Foto: COE/Nacho Casares)

Hoy, Cooper, como se le conoce en el mundo del piragüismo pese a que el apellido que figura en su kayak sea Walz, dio la sorpresa en la laguna Rodrigo da Freitas. Sorpresa, salvo para la gente del piragüismo, que esperaba mucho de él. Sabedores de la forma anárquica de palear del mallorquín, pero también de su arrojo. "El imparable" le apoda, por ejemplo, Enrique Prendes, responsable de prensa de la Federación Española, que le sigue desde hace años. También confiaban en él compañeros periodistas mallorquines que le han seguido, le han entrevistado muchas veces, y conocían sus posibilidades. 

Hoy, hizo la carrera de su vida.

Sin presión, sin miedo a nada ni a nadie, desquició a sus rivales en una salida fortísima, mantuvo la mente fría al ver cómo los rivales le pasaban (séptimo al paso de los 500, a más de dos segundos, y cuarto cuando faltaban 250) y, una vez reequilibrado físicamente, recuperó metros y se exprimió en el tramo final. La mejor carrera con la mejor estrategia. 

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(Foto: COE/Nacho Casares)

Dijo que iba a ganar, y ganó: 

"El secreto ha sido intentarlo, si no nunca va a salir"

 "He hecho la mejor regata de mi vida, con la mejor estrategia"

"Estaba focalizado en Tokio 2020 donde se rumorea que mi distancia, el K-1 500, será olímpica. Es una pasada lo que he hecho"

"No me vi campeón hasta cruzar la meta; estoy en una nube"​

"He vivido en Mallorca casi desde que nací, siempre he competido por España y tengo corazón español"

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(Foto: COE/Nacho Casares)

Fiona, su madre, se separó del resto de la familia durante la carrera para verla sola.

“Mi madre me ha dado el abrazo más grande que me ha dado nunca. Es como si la tuviera en la piragüa conmigo”.

En la grada, la familia de Teresa Portela -que había competido unos minutos antes, una vez más sin el premio de la medalla- le aplaudieron a rabiar. Como su hubiera sido su propia hija.

Es el modelo opuesto a Mireia Belmonte, objetivo constante de los medios de comunicación y de las empresas patrocinadoras. Más parecido a Maialen Chourraut. Igual que ocurre con Lidia Valentín, las empresas tienen en el nuevo campeón olímpico un filón. 

Sus tuits serán, a partir de ahora, mucho más seguidos. Ese negocio de hostelería o textil está más cerca. En futuros actos del COE, tendrá asiento reservado en la fila de los campeones olímpicos. Marcus Cooper Walz tiene mucho futuro. Sobre el kayak y en tierra firme. Ahora, ya lo conoce toda España.

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