martes. 03.12.2024

La monumental crisis política que tiene a la presidente Dilma Rousseff y Lula da Silva en el ojo del huracán-, la dimisión del ministro de Deportes, Georges Hilton, el clima de agitación social reinante, la alarma mundial creada en torno al virus zika, los retrasos en la ejecución de algunas instalaciones... No parece que Brasil se enfrente en las mejores condiciones al magno acontecimiento universal que comenzará el 5 de agosto. Preocupaciones de ámbito interno y externo que confluyen en la cuestión de la seguridad, tanto la referente a la delincuencia "de calle" como al terrorismo yihadista. 

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Aunque Brasil no ha sufrido nunca un ataque terrorista como los que en los últimos años han golpeado Europa, no está exento de riesgo. Para elaborar los planes de seguridad, las autoridades se han valido de la experiencia de eventos como la cumbre ambiental de la ONU Río+20 en 2012; la visita del papa Francisco con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud en 2013 y el Mundial de fútbol en 2014.

Hace ahora un año el diario O Estado de Sao Paulo informaba acerca de la preocupación de la inteligencia de Brasil por el eventual reclutamiento de jóvenes brasileños por parte del grupo terrorista EIIL (Daesh), así como por la amenaza que supone para el desarrollo de los Juegos. Según el rotativo paulista, que citaba a funcionarios de inteligencia, el grupo takfirí busca reclutar a jóvenes brasileños para emplearlos como “lobos solitarios” en las zonas bajo su control en Oriente Medio.

Como el país nunca fue blanco de grupos extremistas, la agencia de inteligencia, junto al Ejército y la Policía Federal, han elaborado protocolos para diferentes escenarios, con el apoyo de países que encaran situaciones de ese tipo con frecuencia. El gobierno de Rio firmó varios convenios para preparar a sus fuerzas de seguridad de cara a los Juegos, entre ellos con las Estados Unidos, España, Francia y Reino Unido, países que han sido objetivos principales del terrorismo yihadista. 

Setenta integrantes de las fuerzas de seguridad brasileñas participaron el mes pasado en un curso de formación impartido por agentes antiterroristas norteamericanos. Según informó la secretaría de Seguridad de Rio, el curso fue realizado a través de una cooperación entre el Programa de Asistencia Antiterrorista del Servicio de Seguridad Diplomática del Departamento de Estado, la Embajada, el gobierno brasileño y la secretaría de Seguridad carioca. El curso -titulado "Primera Respuesta a incidentes terroristas" y dirigido a militares, policías y bomberos- abordó asuntos como amenazas terroristas con uso de explosivos, contaminación química o nuclear, entre otros. Para la formación se analizaron casos como el ataque con gas sarín en el Metro de Tokio (1995), la masacre escolar de Columbine en Estados Unidos (1999) o los ataques a las Torres Gemelas (2001).

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Dentro del plan de preparación para los Juegos, fusileros navales de Brasil y Estados Unidos realizaron hace unos días un ejercicio conjunto en el que simularon una operación para sofocar el secuestro de una embarcación por terroristas. Ejecutado en la base Almirante Castro e Silva, en la bahía de Guanabara, forma parte de la serie de ejercicios que ambos países están realizando y que concluirán el 11 de abril. Su objetivo del ejercicio fue preparar tanto a los marines como a los agentes de otras cuerpos de seguridad ante los distintos escenarios que podrían derivarse de un ataque terrorista. "Estamos realizando adiestramientos de tiro, de combate en lugares cerrados, de primeros auxilios, de comunicaciones y de abordaje de embarcaciones", explicó el capitán de fragata Luis Guilherme Rabello, responsable de la operación. El Ministerio de Defensa viene realizando diferentes ensayos frente a eventuales ataques terroristas.

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También se prepara a la sociedad civil, mediante conferencias a representantes de la sociedad civil, como presidentes de asociaciones hoteleras o de taxistas, que abordan las nociones de terrorismo contemporáneo, la estructura brasileña de enfrentamiento a las eventuales amenazas y los procedimientos de prevención adoptados internacionalmente, informó la Policía Federal. Las conferencias son dictadas por militares, oficiales de inteligencia y policías federales que, posteriormente, participarán en el Comité Integrado de Enfrentamiento al Terrorismo, un órgano que actuará durante los Juegos. Su propósito es que las personas tengan mayor capacidad para detectar e informar sobre situaciones poco comunes y actitudes sospechosas, multiplicando la capacidad de reacción de los organismos de seguridad.

El presidente del COE, Alejandro Blanco, admitió el miércoles en "Los Desayunos de Europa Press" que su principal preocupación de cara a Rio era la seguridad de la delegación española, que estará compuesta por casi 300 atletas, aunque matizó que es una cuestión que se ha de enfrentar mediante la colaboración de otros países. 

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La seguridad general de los Juegos estará a cargo de 85.000 efectivos, incluidos 38.000 militares, más del doble desplegado en Londres'12. Solo en Río de Janeiro trabajarán durante los Juegos 47.500 efectivos, entre policías militares, guardias municipales, bomberos y efectivos de la Guardia Nacional, un cuerpo de élite que depende del Ministerio de Justicia y que aglutina policías de otros Estados. Los militares estarán desplegados también en las  ciudades que albergarán la competición de fútbol: Sao Paulo, Brasilia, Belo Horizonte, Salvador y Manaos. Lógicamente, Brasil pondrá toda la carne en el asador: aviones de combate, drones, robots desactivadores de explosivos, policía equipada con gafas con software de reconocimiento facial. No obstante, el plan de austeridad del Gobierno también ha alcanzado a los Juegos. Según El Economista, el presupuesto de seguridad es menor al de otros Juegos: La cuarta parte que en Londres'12 y quince veces menos que en Pekín'08.

Por su repercusión universal, los Juegos Olímpicos ya han sido escenario de ataques terroristas. Nadie olvida la masacre de Munich'72 (once atletas israelíes secuestrados y asesinados por Septiembre Negro, además de un oficial de la policía alemana y 5 terroristas fallecidos) ni la bomba colcoada por el terrorista estadounidense de ultraderecha Eric Robert Rudolph en el Olympic Centennial Park de Atlanta'96, que causó 2 muertos y 111 heridos. 

Rio 2016 frente a la amenaza terrorista