La hernia de disco es una patología que afecta cada día más a personas, y está muy relacionada a nuestro actual modo de vida mecanizado y sedentario. La causa más común es el desgaste de los discos intervertebrales a causa de la edad. Mientras en el adulto suele ser por un problema degenerativo, los casos de hernia discal en edades tempranas (jóvenes) suelen estar causadas por un traumatismo, por un accidente o por la práctica de deportes como esquí, fútbol o baloncesto.
Además de la degeneración o envejecimiento articular y los traumatismos, otras posibles causas son: los mecanismos repetitivos de flexión-extensión del tronco por carga de peso -por ejemplo, en profesiones donde se exigen grandes esfuerzos físicos-, los movimientos de rotación continuados en el tiempo -en profesiones donde se permanece mucho tiempo sentado, realizando continuos cambios de dirección y sentido-, la atrofia de la musculatura lumbar, y el sobrepeso, acentuándose el riesgo con un abdomen voluminoso.
En primer lugar, es necesario conocer la patología, saber de qué tipo de dolencia estamos hablando. La mayoría de los pacientes tiene entre 45 y 55 años de edad. Estos casos se reconocen porque los pacientes manifiestan dolor en los brazos, los dedos, y la zona de los hombros. Entre el 80 y 90 por ciento de la población sufrirá dolor de espalda en algún momento de su vida. Entre el 12% y 40% sufrirá a lo largo de su vida una lumbalgia aguda de origen discal (dolor ciático). Rara vez la zona afectada por una hernia es la columna cervical. La incidencia de las hernias discales es, pues, alta.
Además de cargar peso de forma correcta y reducir el exceso de peso, ¿es conveniente hacer ejercicio físico?
Durante mucho tiempo no se consideró adecuado como forma de tratamiento y prevención. Únicamente se valoraban la cirugía y los fármacos. Sin embargo, como figura en muchas investigaciones y como se demuestra en la práctica, cierto ejercicio físico es aconsejable para prevenir y combatir esta patología y hacer más llevaderos los problemas que causa.
¿Qué actividad física es recomendable? Desde luego, ninguna que suponga un alto impacto. Aquellas que incluyan, por ejemplo, saltos, porque la columna soporta toda la potencia corporal.
En general, son buenos los ejercicios aeróbicos, de baja intensidad pero en sesiones más largas. Por ejemplo, salir a caminar a paso rápido durante media hora. Entre los beneficios de este tipo de ejercicios están el fortalecimiento de los huesos y la mejora de la función cardiovascular.
Natación
Hay estudios científico-médicos que demuestran la eficacia de programas terapéuticos en el medio acuático como recurso para evitar la cirugía. Muchos profesionales de la salud recomiendan cada vez más la natación a las personas con hernia de disco lumbar, en caso de que la evolución de la protusión lo permita.
Yoga
Algunas posturas de yoga están diseñadas específicamente para recolocar los discos intervertebrales y regresarlos al estado de equilibrio. Podemos citar la Postura del Arco (Dhanurasan), la Actitud del Ärbol (Vriksha-asana), la Cobra (Bhujangasana), Locust Pose (Salabhaasana), Triángulo Pose (Utthita Trikonasana), Postura del Niño (Balasana), Rueda de Pose (Chakra) y Postura del Arado (Halasana). Aunque la práctica de estas asanas es eficaz, no te exijas demasiado. Quien va despacio, llega más lejos.
Pilates
Mejor, siempre, en un centro especializado. Un ejercicio realizado de forma incorrecta puede empeorar la dolencia.
Más consejos útiles para hacer más llevadera esta dolencia:
- Trata de realizar actividades adaptadas a tu edad, que sean de fácil ejecución y sin que requieran material extra.
- Trata de hacer actividades que ayuden al mantenimiento de un peso adecuado para evitar problemas añadidos que produce el exceso de peso en personas con hernias discales.
- Atribuye importancia real al papel del preparador físico y del fisioterapeuta. Hay programas de ejercicios que inciden en la musculatura abdominal, paravertebral, dorsal, lumbar, escapular e isquiosural, con el objetivo de aumentar la estabilidad del raquis y prevenir repercusiones. Esto permitirá adquirir un tono muscular y control postural que incidirán en la prevención y tratamiento de algias raquídeas.
- Haz chequeos fiables que aporten datos válidos con los que se pueda comprobar si mejoran o no los problemas de espalda con la realización de ejercicio físico.
- Atribuye importancia real a la ergonomía.
Por tanto, es fundamental mantener la capacidad de contracción, la flexibilidad lumbar, la fortaleza abdominal y el tono muscular general.