A raíz de su reciente victoria en el Abierto de Estados Unidos, Rafa Nadal ha vuelto a recalcar,en diferentes ruedas de prensa y entrevistas en medios, la importancia de los aspectos psicológicos y personales del deportista de élite, tan esenciales como el estado físico a la hora de proporcionarle equilibrio y consecución de sus objetivos. Decir 'Nadal' es decir talento, combatividad, fuerza y energía, pero también humildad, espíritu de sacrificio, constancia, método, concentración y actitud positiva frente a la adversidad.
O lo que es lo mismo, fortaleza mental. De la fortaleza mental nacen la autoestima, la autoconfianza, la tolerancia a la frustración, la perseverancia, el manejo adecuado de los pensamientos y las emociones.
La mente humana es un arma muy poderosa. Por eso, cualquier deportista precisa entrenarla adecuadamente. Más aún los deportistas de élite. Es crucial tener presentes imágenes positivas. Nadal es positivo, juega como piensa. Un aspecto fundamental de su carácter es la autoconfianza, la creencia de que se puede realizar satisfactoriamente una conducta deseada, fundamental para vencer el miedo a situaciones desfavorables, mejorar habilidades, rendir al máximo, fijar metas altas. Según los estudiosos Weinberg y Gould, permite activar emociones positivas, facilitar la concentración, perseverar en los objetivos, aumentar el esfuerzo, mejorar las estrategias durante la competición e incrementar el ímpetu psicológico.
Es también el caso de Mireia Belmonte quien recientemente explicó con su entrenador, Fred Vergnoux, “he sabido salir de mi zona de confort, sabes dónde están tus límites y hasta dónde puedes llegar. Creía que no podía nadar diez kilómetros. Sufrí y lo pase mal, pero ahora sé que lo puedo hacer. Y cuando hago 400 no me puedo quejar porque puedo nadar diez kilómetros. Esas son cosas que te sirven para subir la autoconfianza y enfrentarte a tus rivales”.
A base de trabajo y dedicación, y con el apoyo de los profesionales que le rodean y forman parte de su equipo, Rafa Nadal ha trabajado y desarrollado una gran seguridad en sí mismo, que le hace superar las circunstancias adversas. La autoconfianza le hace ser una persona equilibrada, que no presume en las victorias ni se hunde en las derrotas. En muchas de sus intervenciones ante la prensa suele hablar de sus fallos, defectos o dificultades, lo que le hace ser creíble, "de carne y hueso". Tiene una idea clara de quién es, de dónde está. En una reciente entrevista en El País, dice:
"Para mí los éxitos humanos son más importantes, el tener amigos, tener una buena relación con la gente que tienes alrededor, que la gente que tienes a tu lado y te conoce hable bien de ti… Eso es lo más importante. Al final, lo más importante de todo es ser buena gente. Eso vale más que cualquier título o logro deportivo, a mi modo de entender. Después, evidentemente, todo lo demás son momentos de mucha felicidad y de adrenalina, de mucha satisfacción, pero a la larga la felicidad la aportan muchas otras cosas.Aunque, en el fondo, quizá lo más importante es ser buena gente"
Ante una derrota o un fracaso, muchos deportistas sienten que no están a la altura y se vienen abajo. Nadal es consciente de sus fracasos pero los contempla como situaciones que han de ser analizadas. Con frecuencia baja la motivación o la autoestima, cambia el estado de ánimo, surgen los fantasmas (lesiones, imposibilidad de lograr marcas), y todo esto puede ejercer una influencia tóxica y descontrolada sobre cualquier deportista. Un psicólogo especializado es crucial para no tirar por la borda años de entrenamiento y sacrificio.
Llegar a ser como Nadal es muy difícil, pero para un deportista es posible adquirir conocimientos para saber gestionar sus recursos físicos, psicológicos y emocionales a fin de conseguir mejorar el rendimiento.
El experto en la atención integral al deportista de alto rendimiento es un profesional que está preparado para concienciar al deportista de su realidad, su potencial y de sí mismo, a fin de afrontar adecuadamente las situaciones que encuentra en entrenamientos y competiciones. Para ser un experto de esas características se puede estudiar un master en psicología, que prepara al estudiante para liderar el desarrollo de ese deportista de élíte, gestionar su diálogo interno y sacarle el máximo rendimiento. El entrenamiento mental es tan importante como el entrenamiento físico. El objetivo es lograr un equilibro perfecto entre el dominio corporal y el psicológico, característica básica de los grandes deportistas de alto rendimiento. Por eso es tan importante la figura del psicólogo, porque proporciona al deportista útiles herramientas para prepararse de cara al el momento de la verdad: La competición nacional, continental, mundial u olímpica.