Este verano han entrado en vigor normas restrictivas para acceder a Macchu Picchu. La más célebre ciudadela inca, está al borde del colapso por la masificación turística.
Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983. Al principio se recibían poco más de 100.000 visitantes al año. En julio de 2007, cuando fue reconocida como una de las “nuevas 7 maravillas del mundo moderno” -en una polémica encuesta llevada a cabo por la empresa privada suiza New Open World Corporation-, se vendieron 800.000 entradas. En 2016 recibió 1.419.507 visitantes.
Las normas actualmente en vigor contemplan dos horarios de visitas, acceso con guía obligatorio, solo cuatro horas de permanencia en el yacimiento, y lo más interesante: Se prohíbe la entrada con palos selfie, alimentos y bebidas, paraguas y sombrillas, animales, zapatos de tacón, instrumentos musicales y coches de bebé.
Imagina que tienes alas y puedes sobrevolar Macchu Picchu. Así es como lo verías: