José Antonio Santamaría Vaqueriza fue el único deportista asesinado por ETA. Empezó en el EIbar, y en 1964 fue fichado por la Real Sociedad. Jugó durante tres temporadas en el Sanse. Se ganó el apodo de Tigre por el pundonor y la garra que mostraba sobre el terreno de juego. Jugaba como defensa central.
Pasó a la Real en la temporada 1967-68, pero no pudo debutar en Liga. Lo hizo el 12 de mayo de 1968 ante el Español de Barcelona, en la Copa del Generalísimo. Durante las cuatro temporadas que perteneció a la disciplina del primer equipo de la Real jugó 48 partidos oficiales y marcó 2 goles. Su trayectoria fue de menos a más y aunque no llegó a asentarse en la titularidad del equipo, durante las temporadas 1969-70 y 1970-71 fue un jugador bastante utilizado y su carrera estaba adquiriendo una clara trayectoria ascendente.
En 1971, el club recibió una oferta para traspasarlo al Hércules. La Real accedió. Jugó en Alicante tres temporadas, durante las cuales su carrera en cierta manera se estancó con lesiones importantes al poco de su llegada. En 1974 el Hércules logró el ascenso a Primera. Sin embargo no jugaría con el Hércules en Primera, ya que ese verano firmó por dos años con el Sabadell, que jugaba en Segunda división. El equipo tuvo un mal rendimiento y acabó descendiendo a Tercera. Al finalizar la temporada Santamaría y el Sabadell rescindieron contrato de mutuo acuerdo.
Tras retirarse del fútbol montó junto con otros socios la Discoteca Ku de San Sebastián, que se convirtió en local de moda tanto en San Sebastián como en Ibiza. Santamaría llevaba otros negocios en su ciudad natal. El más conocido, la céntrica Cafetería Basque, un local muy conocido en la ciudad.
Aunque lo negó en todo momento, su nombre apareció ligado regularmente a noticias, filtraciones y rumores de todo tipo que mezclaban narcotráfico, lucha antiterrorista y tramas de corrupción policial de las que se hizo especial eco el diario Egin. Dos meses antes de su asesinato declaró por este asunto, lo que contribuyó a realzar el interés mediático sobre el asunto. Santamaría era amigo personal de dirigentes socialistas como José María Benegas. Una relación conocida y por tanto susceptible de ser utilizada para establecer cualquier tipo de conexión política.
Así pasó a convertirse en un objetivo potencial de la organización terrorista. Sin embargo, no se escondió ni abandonó el País Vasco. Tampoco tomó especiales medidas de protección.
La noche del 19 de enero de 1993, víspera de la tamborrada, se encontraba con un grupo de amigos cenando en la sociedad gastronómica Gaztelupe. Dos personas entraron y le asesinaron de un tiro en la nuca. El asesino, José Antonio Olarra, fue condenado a 28 años de cárcel. Otro conocido miembro de ETA, Valentín Lasarte, habría participado en el asesinato señalando a la víctima.
Santamaría estaba casado y era padre de tres hijos. Su viuda denunció públicamente pocos días después del asesinato el juicio paralelo al que se había sometido a su marido a través de Egin y criticó asimismo la actitud de las instancias judiciales que no habían hecho nada para impedirlo.
OTROS ATENTADOS VINCULADOS AL DEPORTE
El 8 de diciembre de 1990, seis policías murieron al explotar un coche bomba al paso del furgón en el que se dirigían al campo del Sabadell.
El 24 de mayo de 1992, nueve personas resultaron heridas en Madrid cuando un coche explotó al paso de la caravana policial que iba al estadio Calderón destinada para el partido Atlético de Madrid-Logroñés.
El 1 de mayo de 2002, ETA puso un coche bomba en las proximidades del estadio Santiago Bernabéu antes de la disputa de un Real Madrid-Barcelona de semifinales de Champions. No hubo víctimas mortales.
El 18 de mayo de 2002, intentó colocar otro coche bomba junto al estadio de Vallecas, antes de un Rayo-Celta de Liga. Querían hacerlo estallar cuando pasase por delante un furgón policial. Finalmente, ETA no lo hizo.
El 12 de diciembre de 2004, durante un Real Madrid-Real Sociedad, una llamada de ETA al diario Gara anunciaba que iba a estallar un artefacto en el Bernabéu, Se paró el partido y el estadio fue desalojado. Fue una falsa alarma.
DEPORTISTAS EXTORSIONADOS
El exfutbolista francés Bixente Lizarazu reconoció en su autobiografía que fue extorsionado por ETA cuando era jugador del Athletic de Bilbao, durante la temporada 1996-97. Sus padres recibieron una carta de ETA en la que la organización exigía el pago del impuesto revolucionario.