Éramos pocos españoles en el ExCel aquel 3 de agosto de 2012. Un puñado de personas vinculadas a la halterofilia y, en la zona de prensa, periodistas especializados en fútbol que, tras la eliminación de la selección en la fase previa, tenían que reciclarse y aprender a toda velocidad cuatro cosas básicas sobre deportes minoritarios. Y, por supuesto, Lydia.
(Foto: Fernando Olmeda)
Lydia Valentín era el nombre exótico, el raro, el intruso en una colección de nombres de deportistas del Este, "superpreparadas", "superfuertes", superfavoritas: Podobedova, Zabolotnaya, Kulesha...
(Foto: Fernando Olmeda)
En la presentación de los competidores en la final, Lydia ocupó el centro del escenario. Curioso detalle, que ahora se revela simbólico. Las rivales, de aspecto temible. Lydia, tan rubia, tan femenina, con las uñas tan largas y cuidadas. Distinta. Y el público británico, a su favor, aunque parecían conscientes de su "inferioridad" respecto a las "forzudas" de Europa del Este.
Ver halterofilia en directo es emocionante. Entra en escena el competidor, se hace un silencio total en el pabellón... y llega el momento de la verdad. La lucha (casi) sobrehumana por levantar más peso que los demás. Y después, los ¡ooooh! y los aplausos del público, tanto si logra levantar como si no lo logra.
Y ahí estaba Lydia, en quien teníamos depositadas fundadas esperanzas porque había sido quinta en la categoría de 75 kg en Pekín'08, con 250 kg (115 kg en arrancada y 135 kg en dos tiempos). Aspiraba al bronce. Sabíamos que plata u oro era muy difícil, si no imposible.
Muy concentrada. Muy seria. Cuatro años de trabajo. Un reto gigantesco...
(Foto: Fernando Olmeda)
... tres intentos en arrancada (115 + 115 + 120) que la colocaban en cuarto lugar provisional, a solo un kilo del bronce (Zabolotnaya,131, Podobedova 130, Kulesha 121).
(Foto: Fernando Olmeda)
Después, los dos tiempos. Podobedova 161, Zabolotnaya,160. Inalcanzable para Lydia. Pero el bronce estaba cerca. En los dos primeros intentos, 140 y 145. Lo mismo que Kulesha, que hizo 148 en el tercer intento. Había que arriesgar. ¡A por los 149 en su último intento! Un nuevo ¡oooh! en el pabellón. Lidia lo intentó, pero no pudo lograrlo. Se quedó con 145. Cuarta, con un total de 265 kilos.
Lydia peleó por los metales hasta el final. Completó la mejor actuación posible. El diploma olímpico fue agridulce: mejoraba respecto a Pekín, batía el récord de España en arrancada y en dos tiempos, pero se quedaba a las puertas.
La kazaja Svetlana Podobedova logró el oro con una exhibición (291 kilos, lo que entonces todos los espectadores y periodistas pensamos que era una exhibición), la rusa Zabolotnaya se hizo con la plata (291) y la bielorrusa Iryna Kulesha se colgó el bronce (269).
Dijo entonces Lydia: «Me había preparado para esto durante cuatro años, así que estoy decepcionada. Pero al mismo tiempo estoy orgullosa de haber batido mi récord personal».
Envió también mensaje de esperanza para los españoles que practican halterofilia: «Luchen por lo que creen y asegúrense de entrenar duro».
Cuatro años después, y tras la descalificación de Podobedova, la Federación Internacional de Halterofilia también anuncia la descalificación de las otras dos las "temibles" halteras de Europa del Este. Hicieron trampa en Londres. Batieron records... dopadas.
Las tres medallistas habían hurtado a Lydia y a la halterofilia española el momento del podio. De esa decepción no es fácil recuperarse. Ni siquiera ahora, cuando las sospechas de entonces se confirman de manera demoledora.
No obstante, esta ha sido la reacción de Lydia tras conocerse la noticia:
Y en su cuenta de Twitter:
X un deporte limpio y con valores,xq cuando un deportista se dopa deja de ser deportista y esto deja de ser deporte
Al COI no le queda otra opción: dar por buena la decisión de la IWF. ¡Lydia será oro!
Campeona de Europa en Tel Aviv 2014 y en Tiflis 2015, la de Ponferrada aspira a medalla en Rio.
