Tras una semana de audiencias en un tribunal de Michigan, la jueza Rose Marie Aquilina sentenció a un mínimo de 40 años y un máximo de 175 en prisión a Larry Nassar, el pederasta que trabajaba como médico del equipo olímpico de gimnasia y que abusó sexualmente a un centenar de atletas y ex atletas en los últimos veinte años.
"Acabo de firmar tu sentencia a muerte, por si no lo has entendido", dijo la jueza después de un largo juicio en el que 156 mujeres contaron en detalles sus abusos; "no te llevaría ni a mis perros. Eres un peligro". Tras comunicarse la sentencia, las víctimas y sus familiares no pudieron contener la emoción.
La jueza le permitió a Nassar a hacer un descargo. Sin embargo, apenas se limitó a pedir disculpas a sus víctimas y aseguró: "Llevaré sus palabras conmigo por el resto de mis días". Nassar ya había sido condenado a sesenta años por posesión de más de 37,000 archivos de pornografía infantil.
"Tiene que haber una investigación masiva de por qué hubo inacción, por qué hubo silencio. La justicia requiere más de lo que puedo hacer en este banco", agregó la jueza, quien de nuevo se refirió a todas las mujeres que acudieron a la corte: "Ya no son más víctimas, son sobrevivientes".
Además del equipo olímpico de gimnasia, trabajó con los atletas de la Universidad Estatal de Michigan. Las victimas pidieron que fueran expulsados los principales miembros de la federación de gimnasia, a los que responsabilizaron por no respaldar las denuncias de las atletas. El presidente, Paul Parilla; el vicepresidente, Jay Binder y la tesorera, Bitsy Kelly, renunciaron a sus cargos días antes a que se leyera la sentencia definitiva. El máximo responsable de la federación de Gimnasia de EEUU, Steve Penny, renunció el año pasado tras conocerse el escándalo de abusos sexuales de Nassar, quién pasó casi treinta en el cuerpo médico de la selección estadounidense.
La jueza advirtió la semana pasada que la corte había recibido una carta en la que Nassar la acusaba “de tener un circo mediático y de hacerlo sentar en el asiento de los testigos para que las cámaras pudieran estar puestas sobre ella”. Nassar dijo a la corte que no tendría la capacidad de afrontar mentalmente los testimonios de las atletas que lo acusaron de abuso. "Yo no soy su terapeuta", respondió la jueza; “usted puede encontrar dañino lo que está oyendo aquí, pero nada es tan malo como lo que sus víctimas han tenido que soportar. Usted pasó miles de horas preparando su conducta sexual criminal con esas menores. Pasar cuatro o cinco días escuchándolas es significativamente nada teniendo en cuenta las horas de placer que ha tenido a costa de ellas".
Las decenas de víctimas describieron su procedimiento abusivo con detalle. Luego de crear un ambiente de confianza y normalidad, Nassar tocaba las partes íntimas de las atletas sin ninguna explicación,como parte de una rutina médica que confundía a las jóvenes deportistas. Su estrategia de incluir sus acciones abusivas como parte un tratamiento médico avalado y legítimo resultó eficaz incluso para engañar los informes policiales en los que, como quedó registrado en 2014, la oficina del Condado de Ingham dedujo “que los tratamientos de Nassar eran médicamente apropiados”.
La semana pasada, sus abogados habían pedido que su cliente no tuviera que escuchar en vivo las declaraciones en su contra, porque afectaban su "salud mental", pero la petición fue rechazada. La jueza dijo que, tras escuchar a las víctimas y conocer más al exmédico durante todo el juicio, no le cabe la menor duda de que seguramente hay más niñas que sufrieron abusos, pero que eso probablemente nunca se sabrá. Aquilina había prometido a las víctimas que el criminal no saldría de la prisión nunca más. "Él no va a ver la luz del día (...) Así que ya no deberías tener miedo", señaló tras la declaración de una de las jóvenes abusadas.